Continúa el éxodo sirio.
Cientos, miles (¿millones?) de personas huyendo de su tierra. Atravesando horribles alambradas; caminando distancias interminables; surcando el mar en lanchas de juguete; amontonándose en estaciones de las que nunca sale ningún tren.
Sin nada que echarse a la boca, sin comida, sin agua, con las ropas hechas jirones, convertidas las más de las ocasiones en apenas unos harapos que mal pueden proteger a sus portadores de los rigores del sol y de la lluvia. Sin apenas pertenencias. Sin nada.
Huyen de la guerra, de la miseria, del hambre. Tan solo buscan un futuro, un lugar donde poder vivir. Nada más, y nada menos. Y como suele suceder en muchos casos, encuentran en el camino aquello de lo que iban huyendo. La muerte en una cuneta; en una camión abarrotado con otros seres humanos como ellos; en una solitaria playa de la que ya desaparecieron los turistas estivales, convertida ahora para su desgracia y nuestra verguenza en fin de trayecto, en el macabro escenario donde se escenifica la tragedia.
Y todo ello retransmitido a tiempo real, como tantas y tantas cosas en estos tiempos de (supuesto) avance y desarrollo. Los medios de comunicación siempre tienen en la desgracia un filón del que extraer horas y horas de televisión, páginas y páginas de periódicos, cientos y cientos de imágenes, para así conseguir mayores audiencias, multiplicar sus ingresos y llenar todavía más los repletos bolsillos de sus socios y accionistas. Y en ocasiones -espero y deseo que esta sea una de ellas- sirven también para agitar conciencias adormecidas.
Mientras todo esto ocurre los políticos europeos, una vez más, a lo suyo. Como siempre, mirando para otro lado. Muchas buenas palabras y pocas buenas acciones. Hablando de cupos y de porcentajes, pero nunca, nunca, de las personas. "Que si tu te quedas 1000 yo no puedo con más de 500". "Que si el problema es del sur y yo soy un rubio nórdico que no sé de qué me estáis hablando". "Pues yo cierro las fronteras, que ya tengo bastante con lo mio". "Y yo pongo unos miles de euros, para hacer como que ayudo, pero quedaros vosotros con la gente".
Muchos ayuntamientos (cada día más y más) y algunas comunidades autónomas se están ofreciendo para acoger a estas personas. Hay que tener en cuenta que no se tratará de una situación pasajera (hablamos de estancias cuanto menos de meses, incluso de varios años) por lo que no hablamos de cuatro tiendas de campaña en cualquier solar abandonado. Habrá que proveerlos de estancias mínimamente dignas y eso no se improvisa. Casas vacías (de particulares o de bancos), recintos públicos en desuso (fenomenal la idea de utilizar para tal fin el antiguo hospital la Fe en Valencia, sustituido por otro nuevo y para el que no se ha encontrado todavía uso alguno) o alguna de esas obras faraónicas que se construyeron (o que están por concluir) por todo el país en tiempos de bonanza económica y de burbuja ya explotada, podrían tener ahora una utilidad humanitaria.
Tiempo habrá para analizar las causas de este drama en origen, de parar la hemorragia provocada por una guerra absurda (¿acaso alguna no lo es?) que tenemos apenas ahí al lado, a la vuelta de la esquina. Pero lo urgente ahora, lo prioritario, son las personas. Como siempre debería ser.
Señores políticos: por una vez y sin que sirva de precedente pónganse manos a la obra. Que lo primero es lo primero.
La imagen es desgarradora. Se me hace un nudo en el estómago cuando la veo.
ResponderEliminarEnhorabuena por el articulo amigo.
ResponderEliminarOjalá seamos capaces de ponernos todos a trabajar para ayudar a estas personas. Es una cuestión de conciencia y de justicia social.
Gracias Pedrito.
EliminarEsperemos que esta vez estemos TODOS a la altura que las circunstancias requieren.
Desgraciadamente siempre hay otros intereses. Como bien dices las personas deberían ser lo primero pero el dinero, el poder y el egoismo priman en el genero humano.
ResponderEliminarCuanta razón llevas, Agustín.
EliminarLa raza humana es experta en "mirar para otro lado".
Tremenda situación la de ese país y sus gentes. Si no somos capaces de echar una mano a nuestros semejantes en estas situaciones entonces no tenemos remedio ¿en que nos hemos convertido?
ResponderEliminarMejor no contestar a tu pregunta, Ana.
EliminarParece que han descartado lo de la fe, pero hay varios albergues preparados YA para acojer a los que lleguen. De momento son unas 300 plazas, que se irán ampliando en los próximos días.
ResponderEliminarMe parece muy buena idea.
EliminarY rápida, como requiere la urgencia de la situación.
Saludos Pepet.
A mí lo de la fe me parece una buena idea, por lo menos en un principio. No podemos seguir viendo esas imágenes desgarradoras sin hacer nada. Ese pequeño niño dormido para siempre sobre la arena nos ha despertado las conciencias de una vez. Todos los gobiernos deberían ser ágiles a la hora de dar una respuesta efectiva, sin palabrería y ganas de figurar. esta es una cuestión de vida o muerte.
ResponderEliminarSuscribo letra por letra todas tus palabras.
EliminarEsperemos, a nivel individual y colectivo, estar a la altura de las circunstancias.
Dramática situación. Esperemos que tengas razón y los políticos sepan dar una solución al problema.
ResponderEliminarQue así sea, amigo Montes.
EliminarUna prueba más de lo nocivos que resultan el fanatismo y la intransigencia. En poco tiempo han destruido un pais y ahora millones de personas se ven obligados a abandonarlo todo. Hasta hace poco salían de sus tierras en busca de una vida mejor; ahora se conforman con encontrar una vida que vivir.
ResponderEliminarTiempo habrá para analizar los orígenes del problema y sus posibles soluciones, pero ahora lo más urgente es ayudar a los millones de personas a las que la guerra ha obligado a salir de su propio país.
EliminarPor lo demás, coincido contigo Alex.
De momento solo sabemos unas cosa, que hay yuhadistas entre los refugiados, esto último solo se lo creerán aquellos que solo creen al Gobiernos y leen determinados periódicos y escuchan determinados medios, lo que dicen los especialistas en terrorismo es que siguen caminos más fáciles, el avión o el transporte por carretera, olvidan que muchos de ellos son ciudadanos europeos y que no tienen fronteras.
ResponderEliminarSaludos
Cuando se trata de colectivos grandes, y en este caso hablamos de millones de personas, es claro que puede haber de todo. Pero eso no debe de ser excusa para no ayudar a quienes lo han perdido todo.
EliminarSeguridad y control, pero en las situaciones de emergencia (y esta nadie duda que lo es) la ayuda debe ser lo primero.
Gracias Emilio por tu comentario.