miércoles, 23 de abril de 2014

Día del Libro

No podía dejar pasar el día de Sant Jordi sin felicitaros a todos.

Felicidades (y muchas gracias) a los escritores. A esos benditos seres que con su inspiración y su trabajo consiguen dar forma a las historias que abarrotan los estantes de nuestras librerías y, últimamente, las bibliotecas virtuales de nuestros libros digitales. Aquellos que hacen posible que sin movernos de nuestro sillón favorito, en un banco de un parque o en el incómodo asiento de un vagón de metro, podamos sentir, sufrir, gozar, temer, disfrutar... Vivir multitud de vidas. Distintas o semejantes. Distantes o cercanas.

Y felicidades también a todos los lectores, pues somos nosotros quienes finalmente damos vida a esas historias, haciendo que lo que no son más que unas cuantas letras hábilmente combinadas y salpicadas con algún que otro signo ortográfico pasen, como por arte de magia, del plano físico al espiritual. Del papel (o de la pantalla) en el que están impresos, a lo más profundo de nuestros corazones.



Feliz Día del Libro.


jueves, 17 de abril de 2014

Jueves Santo

Amanece con las calles más vacías que de costumbre. Las pocas caras que deambulan reflejan lo vivido hace apenas unas horas.

Unas ojeras son consecuencia de la excitación. Otras, por contra, son producto de la decepción. Y las restantes (como en mi caso) son las mismas de cada día.

Gana la velocidad; pierde la precisión.
Gana el balonazo; pierde el toque.
Gana la fuerza; pierde la técnica.
Gana el músculo; pierde la cabeza.

Gana el de casi siempre; pierde...el fútbol.

viernes, 11 de abril de 2014

Ayudante cualificado


-El tercer suicidio en un mes. La jodida crisis se lo va a llevar todo por delante- maldecía el forense echando con rabia los guantes al contenedor, mientras dirigía la mirada y sus palabras al cuerpo que acababan de depositar en la mesa de autopsias. -Pero este se lo dejo al nuevo, para que no se aburra en el turno de noche.



-¿Suicidio? No lo creo-, dice el muchacho al entrar. -Las chicas jóvenes no se pegan un tiro. Y mucho menos en pijama. Prefieren las pastillas, cortarse las venas o tirarse por el balcón. Además de que resulta algo incómodo para un diestro dispararse en la sien izquierda.

-¡Joder, Eduardo, qué ojo tienes! Deberías ser policía.

-Cada uno lo suyo, doctor, cada uno lo suyo. Y si no le importa voy a ir fregando el suelo, que ya sabe usted que si nos ponemos a charlar...se nos puede hacer de día. Y esto sin arreglar.