martes, 31 de octubre de 2017

No se vayan todavía. ¡Aún hay más!


Comenzaba ayer la jornada regalándonos una bella imagen de la ciudad de Barcelona -cielo azul y altura de miras-. Aunque después resultó, como tantas cosas últimamente, ser más falsa que un euro de madera. Correspondía a otro día, ya que en ella no se vislumbraba ni sombra de las nubes que en ese momento surcaban el cielo barcelonés.


Poco después se resolvía el misterio, congelando la sonrisa que algunos crédulos todavía mantenían, convirtiendo la aparente firmeza anterior en un temblor que recorría cuerpos y almas.


El (no) elegido, el enviado (no se sabe por quién), el guía de toda una patria que había prometido llevarlos a la arcadia feliz se revelaba ahora al mundo (revelaba con "v", con "b" que lo hagan otros si se atreven) como un viajero infatigable, un moderno Willy Fog en busca de una rendija, de alguna triquiñuela jurídica con la que salvar su molt honorable posadera.


Y para ello había elegido un destino dentro de la húmeda y vieja Europa, donde también llueve y truena, aunque nunca a gusto de todos. No podía haber elegido mejor lugar donde esconderse. Ningún país europeo hay tan español como Bélgica.



 

(Balones y flamencos. La imagen más arquetípica de la España que tanto detesta).


El ser especial ha huido, el mesías ha abandonado a los suyos, con una pequeña cohorte de "valientes elegidos". Convertidos, quizás en unas horas, en un simple partida de prófugos de la justicia.




martes, 10 de octubre de 2017

10 del 10


Llegó el 1-O y con él todo lo que pasó. Apenas hace unos días y hay que ver cómo hemos envejecido todos.
Ahora llega el 10 del 10 (curiosa coincidencia alfanumérica). El día "D". El definitivo. El de la verdad.
En unas horas se producirá (o no, que con esta gente nunca se sabe) lo que algunos desean, lo que otros temen; lo que la mayoría no desearía que pasara.

Para bien o para mal se ha llegado al punto de no retorno, al que nunca se debió llegar. Irremediablemente nos acercamos a la hora "H", y el abismo cada vez está más cerca.


¿Y ahora qué?, es la pregunta que todos nos hacemos.

Tranquilidad. Que cada uno haga su trabajo lo mejor que pueda, lo mejor que sepa; lo mejor que quiera. La historia lo juzgará. Pero antes los tribunales también tendrán que opinar. Y eso, en un Estado de Derecho, es lo único a lo que TODOS estamos sometidos.

Mesura. En las decisiones de unos y de otros. No hagamos nada que marque irremisiblemente el futuro de todos y de lo que luego nos podamos arrepentir.

Y cordura. Aunque parezca haber desaparecido definitivamente de la vida política, es lo que más se necesita en estos momentos. Y lo único que nos puede sacar de esta situación.


Suerte a todos. La vamos a necesitar.