Autor: David Jiménez "El Tito"
Novela negra.
ACEN Editorial
1ª edición (digital): diciembre de 2015
354 páginas.
BIOGRAFÍA
David Jiménez "El Tito" (Cartagena, 1978) es licenciado en Biología. Desde hace unos años reside en Castellón, donde trabaja en el Servicio de Vigilancia Aduanera, un cuerpo policial adscrito a la Agencia Tributaria.
Ha colaborado en distintos medios digitales, tanto publicando relatos propios como escribiendo sobre novela negra.
"Muertes de sobremesa" es su primera novela publicada. Debido al éxito con ella obtenido en apenas unos días podremos disfrutar con la continuación de la historia ("Inspector Solo", a partir del día 4 de septiembre).
Ha colaborado en distintos medios digitales, tanto publicando relatos propios como escribiendo sobre novela negra.
"Muertes de sobremesa" es su primera novela publicada. Debido al éxito con ella obtenido en apenas unos días podremos disfrutar con la continuación de la historia ("Inspector Solo", a partir del día 4 de septiembre).
SINOPSIS
El inspector Marcial Lisón, un peculiar policía cuyo único amigo de verdad es su inseparable galgo Sola, se verá obligado a retomar una investigación que le explotó en la cara cuando, a mediados de la década de los noventa, tan solo era un simple agente a las órdenes del inspector Villanueva. Cuando Lisón ve el cuerpo desnudo de Enma, la mujer de Villanueva, sentado frente a la mesa de la cocina, con dos tazas de café y el dedo anular amputado, ya sabe que el "asesino del café" ha vuelto.
La enrevesada investigación, que obliga a negociar con los recuerdos más ocultos de su mente, conducirá a Marcial a descubrir que su relación con el asesino trasciende más allá de lo meramente profesional.
El asesino del café no es solo un caso sin resolver del pasado, sino su pasado sin resolver.
COMENTARIO
El verano pasado leí "Muertes de sobremesa". Me pareció un buen libro escrito por un autor novel al que, desde entonces, supe que debería seguir la pista.
En aquel momento (como casi siempre) mis lecturas se iban sucediendo a buen ritmo. De algunas publiqué la correspondiente reseña, pero otras iban quedando postergas. Fue pasando el tiempo y el comentario de este libro se quedó como algo pendiente.
Hace unos días supe que en septiembre aparecerá un nuevo libro del autor. Parece ser que aunque será una historia independiente estará bastante relacionada con esta. Volverán a aparecer personajes ya conocidos, leeremos la continuación de algunas tramas y veremos la aparición de otras nuevas.
Por todo ello decidí regresar a la historia del inspector Marcial Lisón y su "amiga" Sola; a Zoe, Sasha y al resto de personajes que tanto me gustaron. Volví a leer "Muertes de sobremesa" con un doble objetivo: por un lado para tener más fresca la historia de cara a la lectura de su continuación, y por otro para hacer la reseña del libro que (me/le) debía desde hace ya un año.
Y me alegro de haberlo hecho. Después de este tiempo y tras una segunda lectura he de decir que no ha cambiado mi opinión de entonces. En todo caso si lo ha hecho ha sido para mejor.
Es esta "Muertes de sobremesa" una historia policial en la que se retoma una investigación que había permanecido dormida durante mucho tiempo. Todo apunta a que un antiguo asesino en serie ha vuelto a actuar 18 años después, y quienes no lo pudieron atrapar entonces no están dispuestos a que se les vuelva a escapar.
Un puñado de policías se encargarán de ello. El comisario Lasaosa, el inspector Villanueva, Miralles y sobre todo Marcial Lisón serán los encargados de la investigación, junto a las nuevas incorporaciones al grupo de Rubio, Fornet y Zoe (que será, a partir de ahora, la nueva compañera de Marcial).
Nos encontramos ante una historia clásica en cuanto a su estructura, en la que las distintas tramas se van entrelazando alrededor de la búsqueda del "asesino del café", conocido por ese nombre por el curioso ritual con el que ejecuta a sus víctimas.
Las pistas aparecen y desaparecen, confundiendo en ocasiones lo que parece ser con lo que en realidad es.
"La especie humana era, sin ningún género de dudas, la más despiadada que habitaba la faz de la Tierra. La especie inhumana es la más salvaje del mundo".
Con estos mimbres, abundantes diálogos y unos cuantos personajes (los necesarios, ninguno está de más en esta historia), el autor hace su magia. Utilizando la narración en tercera persona y con una maestría sorprendente en un autor "principiante" se construye una historia ágil, amena y muy entretenida.
Las trama avanza con inesperados giros narrativos y los personajes van evolucionando -ciertamente, unos más que otros- a lo largo de un relato en el que pese a tratarse de la investigación de unos asesinatos bastante mediáticos no resulta tan importante el quién -porque de hecho se intuye bastante pronto y no hay que esperar hasta el final para conocer la identidad del asesino- como el por qué. Por qué elige a esas víctimas y no a otras; Por qué utiliza ese ritual en los asesinatos; Por qué ha permanecido inactivo durante tanto tiempo; Por qué vuelve a asesinar ahora...
Tal vez parezcan demasiadas preguntas, pero todas ellas tendrán cumplida respuesta en un final donde todo cuadra, en esta historia de venganza, fidelidad (bien o mal entendida, según los casos) y café. Mucho café.
"La vida es un trago amargo. Algunos la afrontamos como viene, como es mi caso. Otros, en cambio, usan aditivos de cualquier tipo para endulzarla".
Una historia en la que tienen mucha importancia las relaciones familiares (relaciones padres/hijos, amigos que son más que si fueran familia, compañeros de trabajo/gente que trabaja más o menos con uno), y un personaje, Marcial Lisón, que es el eje fundamental sobre el que pivota toda la acción. Un tipo duro, endurecido por su profesión y por todo lo que le rodea; que perdió a su mejor amigo y compañero (cuánto nos gustaría haber conocido antes a Santi) y que se construyó una coraza alrededor con la que consigue aislarse de cualquier relación afectiva y a la que solo permite atravesar a su única amiga y compañera: la fantástica perra galga con la que convive.
"Marcial hacía mucho tiempo que había convertido su corazón en un ventilador capaz de esparcir, sin dejar acercarse siquiera, cualquier atisbo de sensación que pudiese confundirse con el amor. El de ella estaba protegido por una muralla de desdén a la que precedía un foso de desengaño".
Aunque todo puedo cambiar. Y algunas cosas así lo demostrarán a lo largo de la historia.
Como se ve claramente, me resulta difícil poner algún pero y destacar algo negativo de este debut literario de David Jiménez, ya que en realidad nada desentona lo más mínimo en esta historia. Y es que, como se repite en varias ocasiones a lo largo del libro (sobre todo Marcial, aunque también lo dice algún otro personaje)... "Aún no es tiempo para peros".
Ya no queda nada para poder continuar con la historia, para saber qué sucede con Marcial, "Sola", Sasha y el resto de personajes. "Inspector Solo", el segundo libro de David Jiménez el Tito, se publica en unos días. En muy pocos días. A partir del lunes continuaremos gozando y sufriendo con ellos. Y lo haremos con mucho gusto.
Por cierto, ¿cómo preferís el café, solo o con azúcar?
Vaya casualidad. Es mi lectura actual. Te leere cuando lo termine.
ResponderEliminarGracias, Pepet. Espero que te guste.
EliminarMuy fan de El Tito. Esperando que pasen las horas para poder leer el siguiente.
ResponderEliminarLo estoy leyendo ahora, y es estupendo.
EliminarSaludos, Marina.
Estupenda reseña amigo. Me encantó el libro, coincido contigo y eso me alegra más todavia.
ResponderEliminarYo también me alegro de que coincidamos.
EliminarAhora te toca "Inspector Solo". Continúa.