viernes, 30 de diciembre de 2016

"A sangre fría"


Autor: Truman Capote

Título original: In Cold Blood
Primera edición: 1966

Diario El País, S.L. 2002
Traducción: Fernando Rodríguez


495 páginas.








BIOGRAFÍA

Truman Streckfus Persons, más conocido como Truman Capote (Nueva Orleans, 30 de septiembre de 1924 - Los Ángeles, 25 de agosto de 1984) fue periodista, escritor y guionista cinematográfico.

Entre sus obras más importantes destacan "Otras voces, otros ámbitos" (1948), "El arpa de hierba" (1951) y "Desayuno en Tiffany's" (1958), pero sería con "A sangre fría" con la que conseguiría definitivamente la fama internacional.



En la novela, publicada tras más de cinco años en los que el autor llevó a cabo una intensa labor de investigación, se cuenta el caso real del brutal asesinato de una familia norteamericana, y lo que es peor, sin motivos aparentes.



SINOPSIS


El 15 de noviembre de 1959, en un pueblecito de Kansas, los cuatro miembros de la familia Clutter fueron salvajemente asesinados en su casa. Los crímenes eran, aparentemente, inmotivados, y no se encontraron claves que permitieran identificar a los asesinos.
 
Los cuatro miembros de la familia Clutter asesinados.


Cinco años después, Dick Hickcock y Perry Smith fueron ahorcados como culpables de las muertes.

A partir de estos hechos y tras realizar largas y minuciosas investigaciones con los protagonistas reales de la historia, Truman Capote dio un vuelco a su carrera de narrador y escribió la novela que le consagró definitivamente como uno de los grandes de la literatura norteamericana del siglo XX.




COMENTARIO

Pedazo de libro el que comentamos hoy. La primera vez que lo leí debió ser a finales de los años 70 o principios de los 80, convertido en alguna de aquellas lecturas obligatorias con las que una incansable profesora de literatura intentaba hacer descubrir -con escaso éxito, tengo que decir- el gusto por la literatura a un puñado de adolescentes que no estaban demasiado por la labor.

 
Mi primer ejemplar




Años más tarde regresé a aquellas páginas con el interés por ver qué tal había envejecido el libro (o qué tal andaba envejeciendo yo, quién sabe), y lo cierto es que lo disfruté mucho más que la vez anterior.


En este 2016 que estamos a punto de despedir se cumplen 50 años de la publicación de este libro, uno de los que más me marcaron en mis inicios lectores. Sin duda fue una buena cosecha aquella del ya lejano 1966. ¡A ver quién se atreve a decir lo contrario!

Ese ha sido el motivo fundamental de volver a sus páginas, mi modesto homenaje a un gran escritor y, por qué no, a aquella menuda profesora de literatura de la que sin ser conscientes de ello, tanto y tanto aprendimos. (Estés donde estés, un beso, señorita Mª Carmen).


Del libro en sí poco se puede añadir a las montañas de comentarios, análisis e incluso alguna tesis doctoral que ha generado a lo largo de estos cincuenta años, y a los que seguirá inspirando por mucho tiempo en lectores y analistas más preparados que quien esto escribe. Una clase magistral de literatura y de periodismo. De cómo debe estudiar y prepararse un escritor para realizar su trabajo. Un trabajo excelente.


Si todavía hay alguien que no ha leído "A sangre fría" no se qué es lo que hace leyendo este blog en vez de ir en busca del libro.
Y para los miles (millones) de lectores que lo leyeron en su momento, qué mejor homenaje que volver a él, tantos años después, en su 50 cumpleaños. Y que sean muchos más.


¡FELIZ 2017 para las personas de bien!









jueves, 22 de diciembre de 2016

Mis lecturas de 2016


Pues ya estamos a final de año y como el pasado, voy a hacer un breve resumen de los libros que he leído y de lo que me han parecido.

A lo largo de este 2016 he publicado 15 reseñas, aunque los libros leídos en este periodo han sido unos cuantos más. Muchos autores -algunos de ellos por partida doble o triple-, diversidad de géneros y multitud de historias y de personajes con los que he disfrutado durante el año. 

Como no puede ser de otra manera, no siempre acierta uno al elegir el libro que leer. De ahí que entre mis lecturas de este año haya habido de todo: algunos me han encantado; otros han conseguido entretenerme, y unos cuantos... ni siquiera los he reseñado en el blog. Poquitos,  pero también los ha habido. Vamos por partes.


Entre los libros que más me han gustado en este 2016, y por orden cronológico de lectura, destacaría en primer lugar "El enredo de la bolsa y la vida", de Eduardo Mendoza. Entretenido, irónico, satírico... siempre es un placer leerlo. Mendoza en estado puro.

También destaco "El mal camino" de Mikel Santiago. Ya me gustó su anterior libro y este corrobora mi opinión de un gran escritor al que no hay que perder de vista.

En tercer lugar un libro con renombre. "Voces de Chernóbil" de la ganadora del Nobel Svetlana Alexievich. Un pedazo de la historia más reciente que conmueve y hace reflexionar a partes iguales. Demoledor, impresionante. Imprescindible.

A continuación el gustazo de leer a Víctor del Árbol. Me gustó mucho "La tristeza del samurái", y las buenas impresiones de este autor se confirmaron con el fantástico "Respirar por la herida". (todavía no reseñada en este blog). Dos libros impresionantes, totalmente recomendables, y que obligan a continuar leyendo todo lo que publique este autor. Tengo algún libro suyo pendiente, y los que vendrán.

Y para completar el año, uno de los libros que más me han gustado últimamente. Habéis acertado. Se trata de "El Jardín de Cartón" de Santiago Álvarez. Para mi todo un descubrimiento. Un libro en el que hay de todo: acción, aventuras, humor, misterio, crítica social, unos personajes maravillosos, música, cine y una ambientación digna de destacar. ¡Gracias Santi, por ser como eres y por escribir como lo haces!


Dicho lo cual también me gustaría destacar otros libros y autores por diferentes motivos. "La sangre de los libros" (siempre hay que leer a Santiago Posteguillo), "La noche de los peones" y "Ángeles de granito" del bueno de Esteban Navarro y, como no, la trilogía lluviosa, nebulosa y fantasiosa de misis Planet. Nada que añadir.




He de decir que además de lo anterior tengo pendientes cuatro reseñas de otros tantos libros: el ya mencionado "Respirar por la orilla", "La mujer loca" de Juanjo Millás, "Muertes de sobremesa" de David Jiménez el Tito y "A sangre fría", el gran clásico de Truman Capote. Próximamente en estas páginas.     



Hasta aquí el resumen de mi año literario. Como veis hay de todo: histórica, fantástica, alguna comedia, mucha -y buena- novela negra. Incluso algún que otro best-seller se ha colado por aquí.


En cuanto a próximas lecturas hay un buen montón de libros que, por diferentes razones, me apetece leer, y que creo que no tardaré mucho en hacerlo. Ahí va mi particular carta a los Reyes Magos: "Ángulo Muerto" de Jordi Juan, "Los muertos viajan deprisa" de Nieves Abarca y Vicente Garrido, "El dia de demà" de Teresa Broseta, "El jardín de la memoria" de Lea Velez , "Patria" de Fernando Aramburu" y "La España vacía" de Sergio del Molino. Y lo que está por llegar de Juanjo Braulio (¿en febrero?) y el anunciado tochazo de Murakami. ¡¡Ganas de leerlos!!


Hasta aquí el resumen del año y las previsiones para el inicio del 17. 
Aprovecho esta que posiblemente será mi última entrada de este año para desearos a todos, queridos lectores de este vuestro blog, unas muy felices fiestas navideñas. Y que el próximo año se cumplan todos y cada uno de vuestros mejores deseos.




BON NADAL! 

  ¡FELIZ Y LITERARIO 2017!


viernes, 9 de diciembre de 2016

"El Jardín de Cartón"


Autor: Santiago Álvarez


Editorial Almuzara, S.L.
1ª edición, octubre de 2016
403 páginas








BIOGRAFÍA

Santiago Álvarez (Murcia, 1973) es fundador y director de contenidos del festival Valencia Negra, que se realiza desde 2013.

Ha escrito, protagonizado y dirigido diferentes musicales y obras dramáticas, y ha grabado varios discos con distintas formaciones.

Colabora habitualmente en programas radiofónicos sobre historia de Valencia y ofrece charlas y conferencias sobre temas históricos y literarios.






Es el primer profesor en España del software para escritores Scrivener, del que realiza talleres presenciales.


Tras debutar con "La Ciudad de la Memoria" (Almuzara, 2015) presenta ahora su segunda novela "El Jardín de Cartón", en la que de nuevo su pareja de protagonistas se verá envuelta en un sinfín de peripecias investigando hechos del pasado y del presente, de la Valencia real y de la imaginada.




SINOPSIS


En marzo, Valencia arde. El fuego, la pasión y la fiesta se adueñan de la ciudad. Tras la primera mascletà, Mejías y Berta, son citados de forma misteriosa por Gaspar Aparisi, empresario que les propone una búsqueda descabellada: encontrar los restos del único whisky producido en tierras valencianas, hace ya doscientos años.

Mejías quiere rechazar el encargo, pero la recompensa es precisamente el dinero que necesita para saldar su deuda con Hacienda.

La investigación les conducirá al corazón de la fiesta fallera, reflejo de una sociedad que esconde más de lo que muestra. Las raíces del asunto se hunden en el fango del pasado, escenarios sepultados por la culpa, el dolor y el odio. Esta nueva aventura obligará a la carismática pareja a enfrentarse con lo peor de sí mismos.




COMENTARIO

     Segundo intento de comentar este libro. En el anterior no lo conseguí, porque lo que pretendía ser una breve introducción a este comentario se convirtió por sí mismo en un artículo de opinión (si se le puede llamar así. Perdón por la osadía). Se trataba de hablar a cerca de la posibilidad de ambientar novelas negras y/o policíacas en unas ciudades o en otras, y de la cerrazón de "algunas" en mantener los clichés y lugares comunes de este tipo de literatura, negando la idoneidad de ciudades como Valencia para ambientar sus historias.
      
     Pues para muestra un botón. Santiago Álvarez sitúa su novela en Valencia y, para rizar el rizo, hace que la acción se desarrolle durante los primeros días del mes de marzo. En plenas Fallas. Por si quedaba alguna duda... Tema zanjado.

     En este su segundo libro Santiago Álvarez nos regala una nueva aventura del detective Mejías y su fiel ayudante Berta. Dos seres tan distintos que tal vez por ello se complementan a la perfección. En esta extraña pareja los papeles intercambiados hacen que el adulto sea un tipo inconstante, irresponsable, amante de las causas perdidas y que solamente es fiel a sus ídolos, a su pesimismo y a sí mismo. "Yo solo creo en los payasos de la tele. Y en San Bogart y Santa Bacall, patrones del gremio de detectives" (Mejías, página 332). Alcohólico, pesimista y solitario. Poseedor de "un carácter excéntrico, amor por el pasado, y un físico que no resistiría ni medio asalto contra los matones de cualquier cuerpo de seguridad al uso o contra, básicamente, cualquier cuerpo"  (página 33). Que no quiere confiar en nadie porque sabe que terminarán decepcionándole y que se define a sí mismo al afirmar "Yo no creo en milagros, creo en los hechos. Y en el cine de Humprey Bogart, aunque no necesariamente por ese orden" (página 125). 

      Por el contrario Berta, pese a ser apenas una adolescente, es el contrapunto para que todo algo funcione. Mal pagada -cuando consigue cobrar y no ser ella la que corra con todos los gastos- y a menudo no demasiado bien tratada por su jefe, es quien intenta poner algo de orden y cordura en la vida del detective. "La muchacha se vió a sí misma como la hermana mayor de un detective adolescente" (página 202). Responsable, fiel y poseedora de una memoria eidética de la que Mejías se burla constantemente.


     Junto a ellos aparecen un buen número de personajes secundarios indispensables en el desarrollo de la historia: constructores, periodistas, banqueros (no necesariamente todos ellos delincuentes), frente a personas humildes que solo pretenden continuar con sus vidas y sus ocupaciones; la alta sociedad en contraposición con la gente llana. Cada cual representando el papel que le ha tocado en la tragicomedia de sus vidas, en ese juego de apariencias que muy bien resume, metafóricamente, el título del libro.



     Porque nos encontramos ante una novela de contrastes, en la que abundan los personajes humildes, personas corrientes que se ven enfrentados a las injusticias de los poderosos; en una acción que se desarrolla en la actualidad pero que hunde sus raíces en las historias familiares de generaciones pasadas; en modernos edificios construidos con herencias de dudosa procedencia; de fiestas privadas y de obreros que con sus manos pretenden vengar afrentas e injusticias; del fantasma de un licor perdido en el tiempo y el aroma de Laphroag que empapa todo el libro.


     Y en una mezcla de géneros en la que el autor nos va llevando desde minuciosas descripciones del esplendor de épocas pasadas a escenas de acción con rocambolescas persecuciones, algunas peleas y la necesaria dosis de sangre; de escenas cómicas y en ocasiones hilarantes a otras realmente duras que consiguen helarnos la sonrisa y estremecernos el corazón.


     En este punto me gustaría destacar la magistral utilización del tono humorístico por parte del autor. El humor está muy presente a lo largo de todo el libro, y no solo como el necesario contrapunto a escenas más sórdidas o emocionales, sino que constituye por méritos propios uno de los pilares sobre los que se edifica la historia.

     Las escenas (y los propios personajes) que se desarrollan en la casa de los Fuster -a semejanza de la famosa 13 rue del Percebe-, las continuas meteduras de pata de Mejías, alguna persecución policial entre cañas y barro, otras a pie y rodeados de ninots, o la grotesca y desternillante escena de la cremà de la falla infantil son estupendos ejemplos.



     Pero Santiago Álvarez también se nos muestra como un maestro de las descripciones, tanto de personajes como de lugares y sensaciones. En este punto destacan las de las mansiones y formas de vida reflejadas en la parte histórica del libro. Pero por encima de todas ellas cabe destacar la impresionante descripción de la primera mascletà fallera. Apenas dos páginas casi en el arranque del libro con las que Santiago consigue algo tan difícil como contar con palabras las sensaciones que se viven en esa situación. Algo que solo pueden saber, comprender y valorar quienes han asistido a infinidad de espectáculos pirotécnicos en el "trapecio histórico de la ciudad".



     Capítulo especial merecerían por sí solos los nombres de los diferentes personajes. La maestría que demuestra Santiago para describir personajes y situaciones llega a su máxima expresión al conseguir en muchos casos decir tanto de ellos con tan solo una palabra. Y es que el nombre o el apellido de cada personaje representa toda una declaración de intenciones. Sirvan como ejemplos el poderoso Augusto Lloret, Adan y Eva (Mayans y Fuster), la incombustible Julia Ferrer, Minerva, Juno, el muy periodístico Jordi Domenec y, por supuesto el padre Damián.

     O Fausto Fuster, un carpintero que trabaja desde una silla de ruedas, y sus hermanos Cándido, Plácido y Benigno "Un ciego que habla sin que nadie le escuche, un sordo que escribe historias que nadie leerá y un mudo que hace fotografías que nadie puede ver" (página 262). Ellos son Los Tercios. "Nos llaman así en el barrio. Juntos formamos casi una persona normal" como explica el propio Cándido (página 106).

     Hasta el gato medio abandonado de Mejías, al que apenas hace caso y que sobrevive gracias a los cuidados y atenciones de la siempre diligente Berta, tiene un nombre significativo: Zero.

     Y los nombres de las distintas comisiones que, pese a ser inventados, resultan muy reconocibles, así como alguna referencia a cierto Cuaderno Rojo (aunque ambas circunstancias resultarán menos evidentes, excepto para los entendidos en la materia).




     Personajes y escenarios que circulan a gran velocidad a lo largo de esta historia, que es una auténtica contra reloj. La acción se desarrolla en unos pocos días -los 19 días que duran las fallas-, que es a su vez el mismo plazo del que dispone Mejías para pagar una deuda que amenaza con terminar con su local, su negocio y su modo de vida. "No puedo pagar cuarenta mil euros a Hacienda, pero al menos no renunciaré a mi personaje" (Mejías, página 135), y que también es la misma fecha en la que se cumplirá un desahucio que es una de las claves de la historia. Todo sincronizado en una imparable cuenta atrás.




     Una historia que contiene varias historias. Un libro que soporta varios niveles de lectura. Unos personajes que pese a ser inventados están muy bien paridos por el autor.



     Santiago Álvarez domina muchos palos. Pese a no ser valenciano conoce perfectamente la ciudad en la que lleva años viviendo, sin duda mucho mejor que la mayoría de los que aquí hemos nacido y vivido. Se atreve a tratar temas hasta ahora poco usuales en la literatura y lo hace demostrando rigor, conocimiento y preparación. Y derrochando un sentido del humor que fluctúa desde la fina ironía a la más pura caricatura, en un tono que resulta siempre adecuado a la trama y respetuoso con el lector. (O quizá no tanto para algunos. Peor para ellos).


     Y además Santi canta bien y sabe tocar la guitarra, ¿qué más se le puede pedir? Pues que continúe escribiendo historias.
     Historias de Berta y Mejías, o de lo que le venga en gana. Eso que ganaremos los lectores.