Editorial ALREVÉS, S.L.
DEBOLSILLO
1ª edición: abril 2014
415 páginas.
BIOGRAFÍA
La pasión por la literatura le llegó a Víctor del Árbol (Barcelona, 1968) siendo muy joven, cuando pasaba las tardes en la biblioteca acumulando lecturas, desde que salía del colegio hasta que su madre lo recogía para ir a cenar.
Seminarista durante unos años, estudió Historia en la Universidad de Barcelona. Fue mosso d'escuadra de la Generalitat Catalana de 1992 a 2012 y participó durante dos años en programas radiofónicos. Tan variadas ocupaciones le llevaron a acumular amplios conocimientos en diversas materias con los que posteriormente pudo desarrollar sus complejas historias.
Con su primera novela publicada El peso de los muertos (2006) consiguió el Premio Tiflos. En 2008 resultó finalista del Premio Fernando Lara con El abismo de los sueños. Posteriormente publicó La tristeza del samurái (2011), Respirar por la herida (2013) y Un millón de gotas (2014), con las que también obtuvo multitud de galardones y el éxito a nivel internacional. Su última novela publicada es La víspera de casi todo, con la que conquistó el prestigioso Premio Nadal en 2016.
Seminarista durante unos años, estudió Historia en la Universidad de Barcelona. Fue mosso d'escuadra de la Generalitat Catalana de 1992 a 2012 y participó durante dos años en programas radiofónicos. Tan variadas ocupaciones le llevaron a acumular amplios conocimientos en diversas materias con los que posteriormente pudo desarrollar sus complejas historias.
Con su primera novela publicada El peso de los muertos (2006) consiguió el Premio Tiflos. En 2008 resultó finalista del Premio Fernando Lara con El abismo de los sueños. Posteriormente publicó La tristeza del samurái (2011), Respirar por la herida (2013) y Un millón de gotas (2014), con las que también obtuvo multitud de galardones y el éxito a nivel internacional. Su última novela publicada es La víspera de casi todo, con la que conquistó el prestigioso Premio Nadal en 2016.
SINOPSIS
Dos tramas se desarrollan de forma paralela: una en Extremadura en el año 1941 y la otra en Barcelona en 1981. En ellas un crimen cometido durante la posguerra española produce consecuencias en tres generaciones de la familia Alcalá y en aquellos que se han cruzado en sus vidas durante cuarenta años.
Complots, secuestros, asesinatos, torturas, violencia machista... son algunos de los ingredientes de esta novela
Con su imponente estilo descriptivo el autor nos narra los acontecimientos ocurridos y, poco a poco, va entrelazando los personajes de ambas tramas, entrando en la piscología de cada uno de ellos.
El resultado es una magnífica novela de intriga e investigación, de sentimientos y rencores, de amor y odio, de ambición y dolor, de hipocresía y sobre todo de culpa. Una lacra que se transmite de generación en generación, donde los hijos heredan los delitos de los padres y los nietos los de sus abuelos.
COMENTARIO
Este es el primer libro que leo de un autor, Víctor del Árbol, que tenía pendiente desde hacía tiempo. Con tanto elogio y tanta crítica positiva ya tenía ganas de sumergirme en sus historias, y he de decir que ha merecido mucho la pena.
En esta novela negra en la que la historia se desarrolla en dos planos temporales no sucesivos aunque si complementarios, lo primero que me llama la atención -y para bien- es el dominio absoluto del lenguaje que posee el autor. Una prosa cuidada, por momentos tremendamente descriptiva, pero sin llegar al punto barroco y recargado con el que a menudo los autores pretenden demostrarnos sus habilidades con el lenguaje. Ni la meticulosidad innecesaria en las descripciones de escenas violentas y sanguinarias, que también los hay.
Y es que estamos ante una novela negra (negra, negrísima) sin paliativos. Una historia de amores y de odios, de huidas y de culpas, de asesinatos y de venganzas que se extiende durante casi medio siglo -desde el final de la guerra civil hasta los albores de la democracia- en la que los personajes de la trama "más actual" son rehenes de los comportamientos llevados a cabo por sus antepasados, en ocasiones por sus propias acciones y en otras por sus vergonzantes omisiones.
Una historia en la que no hay buenos y malos, en la que (casi) todos los personajes llevan como pueden la carga que les ha tocado.
"Puede ser que en los expedientes que descansan en tu mesa todo sea negro o blanco. Pero aquí, entre las personas, no vale ese maniqueo punto de vista: los hombres estamos pintados con grises. Como yo. Como tú." Página 207.
Todos salpicados por el odio y la culpa, por la ambición y el egoísmo, por el fanatismo o la necesidad de venganza, y avocados a un final tan sombrío como inevitable.
"El hombre cuando se ensaña no tiene límites, igual que cuando se enamora". Página 117.
"Un hombre es el reflejo de las decisiones que toma y de la determinación con que las lleva a cabo". Página 393.
Pese a ello, o tal vez en parte por eso mismo, absolutamente todos los personajes nos resultan creíbles dentro de una historia dura, compleja y muy bien desarrollada. Huye el autor de los arquetipos que tanto abundan en este tipo de novelas, y construye un universo coral de personas que podríamos ser cualquiera de nosotros, de darse las condiciones adecuadas, y que reaccionan como lo hacen llevados por motivaciones, nos gusten o no, totalmente comprensibles (aunque no justificables). Un buen puñado de personajes entre los que apenas hay distinción entre principales y secundarios. Todos son necesarios para contar lo que se quiere contar y ninguno aparece de relleno para alargar y complicar innecesariamente la trama.
Pero la finalidad de un libro es, generalmente, contar una historia. Bien escrita, con los personajes adecuados y una buena ambientación, pero ha de haber una trama. Y en este caso la hay. Y compleja.
Se mueve el autor con soltura en ese ejercicio continuo de hacer pasar la acción de una época a la otra. Y lo hace con maestría. Explicando hechos del pasado que son el origen de las situaciones actuales y recuperando a personajes "desaparecidos" que en realidad no lo estaban. Pero sin confundir al lector en ningún momento y sin sacarse de la manga soluciones mágicas. Y eso también es de agradecer.
Las distintas tramas se van relacionando, consiguiendo así el autor, sin dar ni una sola puntada sin hilo, tejer una historia completa, compleja y redonda. Toda ella preñada, además, de frases memorables que merecerían más de una reflexión.
"Trataría de hacerle entender la absurda realidad en la que los sentimientos no valen nada frente a las razones de otra índole. Que el poder, la venganza y el odio son más fuertes que cualquier otra cosa, y que los hombres son capaces de matar a quien aman y de besar a quien odian si ello es necesario para cumplir sus ambiciones". Página 161.
La tristeza del samurái: un fantástico libro de un fenomenal autor. ¿Qué más se puede decir? Pues que continuaré leyendo todo lo que pueda de Víctor del Árbol. Quien quiera disfrutar y aprender, que vaya tomando nota.
En esta novela negra en la que la historia se desarrolla en dos planos temporales no sucesivos aunque si complementarios, lo primero que me llama la atención -y para bien- es el dominio absoluto del lenguaje que posee el autor. Una prosa cuidada, por momentos tremendamente descriptiva, pero sin llegar al punto barroco y recargado con el que a menudo los autores pretenden demostrarnos sus habilidades con el lenguaje. Ni la meticulosidad innecesaria en las descripciones de escenas violentas y sanguinarias, que también los hay.
Y es que estamos ante una novela negra (negra, negrísima) sin paliativos. Una historia de amores y de odios, de huidas y de culpas, de asesinatos y de venganzas que se extiende durante casi medio siglo -desde el final de la guerra civil hasta los albores de la democracia- en la que los personajes de la trama "más actual" son rehenes de los comportamientos llevados a cabo por sus antepasados, en ocasiones por sus propias acciones y en otras por sus vergonzantes omisiones.
Una historia en la que no hay buenos y malos, en la que (casi) todos los personajes llevan como pueden la carga que les ha tocado.
"Puede ser que en los expedientes que descansan en tu mesa todo sea negro o blanco. Pero aquí, entre las personas, no vale ese maniqueo punto de vista: los hombres estamos pintados con grises. Como yo. Como tú." Página 207.
Todos salpicados por el odio y la culpa, por la ambición y el egoísmo, por el fanatismo o la necesidad de venganza, y avocados a un final tan sombrío como inevitable.
"El hombre cuando se ensaña no tiene límites, igual que cuando se enamora". Página 117.
"Un hombre es el reflejo de las decisiones que toma y de la determinación con que las lleva a cabo". Página 393.
Pese a ello, o tal vez en parte por eso mismo, absolutamente todos los personajes nos resultan creíbles dentro de una historia dura, compleja y muy bien desarrollada. Huye el autor de los arquetipos que tanto abundan en este tipo de novelas, y construye un universo coral de personas que podríamos ser cualquiera de nosotros, de darse las condiciones adecuadas, y que reaccionan como lo hacen llevados por motivaciones, nos gusten o no, totalmente comprensibles (aunque no justificables). Un buen puñado de personajes entre los que apenas hay distinción entre principales y secundarios. Todos son necesarios para contar lo que se quiere contar y ninguno aparece de relleno para alargar y complicar innecesariamente la trama.
Portada de otra edición |
Pero la finalidad de un libro es, generalmente, contar una historia. Bien escrita, con los personajes adecuados y una buena ambientación, pero ha de haber una trama. Y en este caso la hay. Y compleja.
Se mueve el autor con soltura en ese ejercicio continuo de hacer pasar la acción de una época a la otra. Y lo hace con maestría. Explicando hechos del pasado que son el origen de las situaciones actuales y recuperando a personajes "desaparecidos" que en realidad no lo estaban. Pero sin confundir al lector en ningún momento y sin sacarse de la manga soluciones mágicas. Y eso también es de agradecer.
Las distintas tramas se van relacionando, consiguiendo así el autor, sin dar ni una sola puntada sin hilo, tejer una historia completa, compleja y redonda. Toda ella preñada, además, de frases memorables que merecerían más de una reflexión.
"Trataría de hacerle entender la absurda realidad en la que los sentimientos no valen nada frente a las razones de otra índole. Que el poder, la venganza y el odio son más fuertes que cualquier otra cosa, y que los hombres son capaces de matar a quien aman y de besar a quien odian si ello es necesario para cumplir sus ambiciones". Página 161.
La tristeza del samurái: un fantástico libro de un fenomenal autor. ¿Qué más se puede decir? Pues que continuaré leyendo todo lo que pueda de Víctor del Árbol. Quien quiera disfrutar y aprender, que vaya tomando nota.
* Reseñas pendientes:
La mujer loca, de Juan José Millás.
León el africano, de Amin Maalouf
Solaris, de Stanislaw Lem.
Respirar por la herida, de Víctor del Árbol
La caricia de Tánatos, de María José Moreno
La mujer loca, de Juan José Millás.
León el africano, de Amin Maalouf
Solaris, de Stanislaw Lem.
Respirar por la herida, de Víctor del Árbol
La caricia de Tánatos, de María José Moreno
Hombre. Ya tocaba. Estaba esperando tu comentario desde hace tiempo.
ResponderEliminarEstupendo el libro y muy buena tu reseña.
Saludos.
Saludos Pedrito. Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn libro estupendo como lo son todos los de este autor. aunque todavía no los he leido todos jajajaja
ResponderEliminarYo ya llevo dos, pero pienso continuar con los demás.
EliminarSaludos, Ana.
En mi costumbre de leer todos los premios planeta ya he leído la víspera de casi todo y me gustó. Este no lo conozco, pero tal vez pruebe.
ResponderEliminarA mi me pasa alrevés. He empezado por este pero voy a continuar con el resto. Por lo que llevo leído hasta ahora Víctor del Árbol me parece de lo mejorcito que se puede leer.
EliminarEstoy un poco saturado ya de tanta novela negra. ¿Alguna sugerencia?
ResponderEliminarPara gustos...
EliminarPronto reseñaré algo de ciencia-ficción, un poquito de histórica, y... alguna historia de Millás.
ok. Estaré atento.
EliminarYo comencé con "Respirar por la herida" hace 2 veranos,hoy ya he leído todos los libros del autor y sigo disfrutando de sus historias y sus personajes.
ResponderEliminarBesos Paco
Yo he empezado por este, ya he leído Respirar por la herida y pronto continuaré con los demás.
EliminarUn gran escritor de historias. Y de personajes.
1b7.
Otro que mo conozco. Habra peli al menos?
ResponderEliminarPues no se nada de eso, pero no me extrañaría. Seguro que, en buenas manos, saldría un peliculón.
EliminarOtro que mo conozco. Habra peli al menos?
ResponderEliminarMe encanta Victor.
ResponderEliminarEsperando su ptoximo libro.
Ya somos dos. Bueno, muchos más.
EliminarGracias por comentar y hasta la próxima.
También fue mi primer libro de Víctor del Arbol y me gustó tanto que enseguida me hice con los demás. Ahora estoy con la vi´spera de casi todo. Genial.
ResponderEliminarPues coincidimos nuevamente, Aramaca. Sin duda, un fenomenal autor.
EliminarPUes yo todavía no he leido nada de este autor. Lo tengo en la lista desde hace tiempo pero después de leer tu comentario creo que me pondré a ello.
ResponderEliminarYa estás tardando, Pepet. jajajajaja
EliminarNo, en serio. Creo que te gustará.
Muy bien escrita aunque el argumento me resultó demasiado enrevesado y con demasiadas casualidades juntas que lo hacen poco creible.
ResponderEliminar¿Casualidades? ¿Poco creíble? Bueno, quizás tengas razón.
EliminarPero habría que recordar que no se trata de una biografía, sino una novela. Y en mi opinión, muy buena.
Saludos Mariola y hasta la próxima.
Felicidades amigo Paco por las 90 mil visitas en el blog.
ResponderEliminarY que sean muchas mas.
Muchas gracias Pedrito. Con seguidores tan fieles como tú es un placer.
EliminarContinuaremos comentando las lecturas... y alguna cosilla más.
Un abrazo, amigo.
Me encantasn los libros de Victor del Arbol. Las historias que cuenta y los personajes que es capaz de crear. Hasta las portadas de los libros son de una belleza dificil de igualar. Tristes pero hermosas.
ResponderEliminarBonita definición: historias tristes pero hermosas. Con tu permiso me la apunto.
EliminarNo es mia. Que más quisiera yo. Pero me alegro de que te guste.
EliminarBesos.