FICHA
KRYPTOS.
Autor: Blas Ruíz Grau
Thriller. Acción y aventuras.
Año 2015. Autoeditado.
251 páginas.
BIOGRAFÍA
Blas Ruíz Grau nació en Rafal (Alicante) en 1984. Este polifacético autor compagina su trabajo en el mundo de la informática con su cada vez más intensa labor literaria, mientras continúa con sus estudios de Geografía e Historia.
Debutó en el mundo literario en 2012 con la publicación de La verdad os hará libres, a la que seguiría La profecía de los pecadores un año después. Con ambas consiguió auparse a los primeros puestos de ventas en Amazon, tanto en España como en una decena de países. Kryptos fue su tercer libro publicado.
Fotografía y datos biográficos extraídos de la propia web del autor: www.blasruizgrau.es
En la actualidad está trabajando en la finalización de su quinta novela, mientras todavía tiene pendiente de publicar la cuarta.
SINOPSIS
La ciudad más vigilada del mundo, Washington DC, se encuentra amenazada por un terrorista que anuncia la detonación de cinco bombas en la ciudad en el plazo de 24 horas. Mientras tanto, el sistema de cifrado más seguro y avanzado del mundo ha sido burlado por una hacker adolescente desde su casa.
La agente de la CIA y veterana de Irak Julie Hawkings recibe la orden de proteger la vida de la joven Danielle a la que persiguen diversas facciones dispuestas a todo. Deberá encontrarla, protegerla y trasladarla, tanto a ella como a su programa de desencriptado, a un lugar seguro. En esta misión, una vez más, pondrá en riesgo su propia vida mientras intentará desvelar qué y quién se encuentran detrás de la amenaza terrorista.
La cuenta atrás ya ha comenzado, y continúa inexorable para ellas dos y para toda la ciudad. Aunque tal vez esté en juego algo todavía más importante.
La agente de la CIA y veterana de Irak Julie Hawkings recibe la orden de proteger la vida de la joven Danielle a la que persiguen diversas facciones dispuestas a todo. Deberá encontrarla, protegerla y trasladarla, tanto a ella como a su programa de desencriptado, a un lugar seguro. En esta misión, una vez más, pondrá en riesgo su propia vida mientras intentará desvelar qué y quién se encuentran detrás de la amenaza terrorista.
La cuenta atrás ya ha comenzado, y continúa inexorable para ellas dos y para toda la ciudad. Aunque tal vez esté en juego algo todavía más importante.
COMENTARIO
Es este el primer libro que leo de Blas Ruíz, pero estoy seguro de que no será el último. De hecho no he podido (ni he querido) resistirme y ya he conseguido sus dos obras anteriores, que espero leer muy pronto y reseñar en este blog.
Se trata de un thriller ambientado en Estados Unidos en un futuro próximo. De hecho la acción se sitúa en un momento indeterminado directamente posterior a la actual era Obama.
Estamos ante una novela de acción, con unos protagonistas bastante alejados de los arquetipos que abundan en este tipo de historias. Y además por partida doble. Se trata de una agente de la CIA que pese a sus 33 años cuenta con una amplia experiencia (incluido un extraño episodio en Irak que condicionó su vida y cuyas consecuencias todavía arrastra), y una adolescente de apenas 15 años que ya es una de las hackers más reconocidas de la red, y que ha creado un programa capaz de penetrar en cualquier sistema informático y de desencriptar todo aquel código que se le ponga por delante. Su objetivo era liberar juegos y hacerlos accesibles a todo el mundo, pero lo que consiguió fue que las agencias de seguridad de medio mundo se pusieran en alerta e intentaran hacerse con su programa a cualquier precio.
Ambas vivirán multitud de situaciones peligrosas, se verán amenazadas y retenidas contra su voluntad, conseguirán escapar de unos problemas para caer en otros más complicados de resolver. Harán aliados inesperados y se verán traicionadas por quien nunca hubieran esperado serlo. Todo ello en una jornada maratoniana, ya que la acción de la historia se desarrolla en un solo día y con la presencia permanente de una cuenta atrás que va desgranando, segundo a segundo, el tiempo que resta para el fatal desenlace.
Y todo escrito en primera persona. Con un ritmo trepidante que atrapa al lector desde las primeras líneas, organizado en capítulos cortos -en los que los abundantes diálogos contribuyen a hacer más ágil el desarrollo de la trama-, que no dan tregua en ningún momento y que lejos de ir despejando dudas lo que hacen es complicar la trama cada vez más, con algunos giros sorprendentes resueltos de manera más que brillante, en la que los personajes a menudo no son lo que parecen y en ocasiones provocan situaciones en la historia que la hace todavía más interesante.
Todo ello hasta desembocar en un final totalmente inesperado (que nos hace preguntarnos, una vez más, en manos de quién estamos), y que genera en el lector una sensación ambivalente: por un lado deseamos conocer el final de la historia (por muy negro y reprobable que sea), pero por otro no queremos que esta buena historia llegue a su fin. Creo que ese es el objetivo de los autores al publicar una historia -y el mejor halago que se puede hacer a su obra-, así que felicidades por haberlo conseguido.
Y digo autores, en plural, porque esa es otra de las particularidades de este libro y que contribuye a hacerlo más interesante todavía. Blas Ruíz ha querido contar con la colaboración de varios colegas escritores (y pese a ello amigos) en el desarrollo de esta historia. Gabri Ródenas, César Pérez Gellida, Roberto López-Herrero y Bruno Nievas son los autores, cada uno de ellos, de una parte del libro (Capítulos 7, 8, 19 y 22 respectivamente), además de Juan Gómez-Jurado, que es el responsable del curioso y simpático prólogo del mismo.
Interesante ver cómo se puede escribir un libro a cinco manos (o a diez, según se mire) con un resultado tan homogéneo. De no ser porque estamos sobre aviso -el autor se identifica en los diferentes capítulos- dudo que algún lector llegara a descubrir que la historia está escrita entre varias personas.
Y ya para finalizar y por si todo lo anterior no fuera suficiente os daré otro motivo más -aunque no sea el principal- para leer (y comprar) Kryptos. Como explica el autor al final del libro y en su propia página web todos los beneficios de las ventas generadas por esta novela irán a parar a la ONG Educo y a su programa de Becas Comedor. Un bonito gesto por parte del autor y una forma sencilla, para todos nosotros, de poder colaborar con una buena causa.
Se trata de un thriller ambientado en Estados Unidos en un futuro próximo. De hecho la acción se sitúa en un momento indeterminado directamente posterior a la actual era Obama.
Estamos ante una novela de acción, con unos protagonistas bastante alejados de los arquetipos que abundan en este tipo de historias. Y además por partida doble. Se trata de una agente de la CIA que pese a sus 33 años cuenta con una amplia experiencia (incluido un extraño episodio en Irak que condicionó su vida y cuyas consecuencias todavía arrastra), y una adolescente de apenas 15 años que ya es una de las hackers más reconocidas de la red, y que ha creado un programa capaz de penetrar en cualquier sistema informático y de desencriptar todo aquel código que se le ponga por delante. Su objetivo era liberar juegos y hacerlos accesibles a todo el mundo, pero lo que consiguió fue que las agencias de seguridad de medio mundo se pusieran en alerta e intentaran hacerse con su programa a cualquier precio.
Ambas vivirán multitud de situaciones peligrosas, se verán amenazadas y retenidas contra su voluntad, conseguirán escapar de unos problemas para caer en otros más complicados de resolver. Harán aliados inesperados y se verán traicionadas por quien nunca hubieran esperado serlo. Todo ello en una jornada maratoniana, ya que la acción de la historia se desarrolla en un solo día y con la presencia permanente de una cuenta atrás que va desgranando, segundo a segundo, el tiempo que resta para el fatal desenlace.
Y todo escrito en primera persona. Con un ritmo trepidante que atrapa al lector desde las primeras líneas, organizado en capítulos cortos -en los que los abundantes diálogos contribuyen a hacer más ágil el desarrollo de la trama-, que no dan tregua en ningún momento y que lejos de ir despejando dudas lo que hacen es complicar la trama cada vez más, con algunos giros sorprendentes resueltos de manera más que brillante, en la que los personajes a menudo no son lo que parecen y en ocasiones provocan situaciones en la historia que la hace todavía más interesante.
Todo ello hasta desembocar en un final totalmente inesperado (que nos hace preguntarnos, una vez más, en manos de quién estamos), y que genera en el lector una sensación ambivalente: por un lado deseamos conocer el final de la historia (por muy negro y reprobable que sea), pero por otro no queremos que esta buena historia llegue a su fin. Creo que ese es el objetivo de los autores al publicar una historia -y el mejor halago que se puede hacer a su obra-, así que felicidades por haberlo conseguido.
Y digo autores, en plural, porque esa es otra de las particularidades de este libro y que contribuye a hacerlo más interesante todavía. Blas Ruíz ha querido contar con la colaboración de varios colegas escritores (y pese a ello amigos) en el desarrollo de esta historia. Gabri Ródenas, César Pérez Gellida, Roberto López-Herrero y Bruno Nievas son los autores, cada uno de ellos, de una parte del libro (Capítulos 7, 8, 19 y 22 respectivamente), además de Juan Gómez-Jurado, que es el responsable del curioso y simpático prólogo del mismo.
Interesante ver cómo se puede escribir un libro a cinco manos (o a diez, según se mire) con un resultado tan homogéneo. De no ser porque estamos sobre aviso -el autor se identifica en los diferentes capítulos- dudo que algún lector llegara a descubrir que la historia está escrita entre varias personas.
Y ya para finalizar y por si todo lo anterior no fuera suficiente os daré otro motivo más -aunque no sea el principal- para leer (y comprar) Kryptos. Como explica el autor al final del libro y en su propia página web todos los beneficios de las ventas generadas por esta novela irán a parar a la ONG Educo y a su programa de Becas Comedor. Un bonito gesto por parte del autor y una forma sencilla, para todos nosotros, de poder colaborar con una buena causa.