Título original: Les particules élémentaires
Traducción: Encarna Castejón
Novela.
Editorial Anagrama. Colección Compactos
13ª edición, marzo 2010
320 páginas.
BIOGRAFÍA
Michel Thomas (isla de La Reunión, Francia, 26 de febrero de 1958), conocido como Michel Houellebecq es un poeta, novelista y ensayista francés.
Hijo de unos padres atípicos que, al parecer, se desentendieron de él desde muy pequeño, pasó su infancia y adolescencia con su abuela paterna, de la cual adoptó el apellido como pseudónimo. De este hecho biográfico nacen algunos de los temas recurrentes en su obra, como la fijación en las miserias afectivas del hombre contemporáneo.
En toda su obra queda patente la influencia recibida (y reconocida por el propio Houellebecq) de autores tales como el Marqués de Sade, Aldous Huxley, Lovecraft y Louis-Ferdinand Céline.
Su primer libro publicado, Ampliación del campo de batalla (1994), constituyó todo un fenómeno editorial, siendo uno de los más vendidos del año en Francia y se tradujo a numerosas lenguas.
Con su segunda novela Las partículas elementales (1998) consiguió el Premio Noviembre, y ese mismo año obtuvo el Premio Nacional de las Letras para jóvenes talentos.
Su tercera novela Plataforma (2001) le convirtió definitivamente en estrella mediática. Traducida a más de 25 lenguas le convirtió en objeto de una agria polémica en torno a su supuesta islamofobia.
Sus últimas obras publicadas han sido La posibilidad de una isla (2005), El mapa y el territorio (2010) y la última hasta el momento Sumisión (2015). Todas sus novelas han sido publicadas en España por la editorial Anagrama.
Hijo de unos padres atípicos que, al parecer, se desentendieron de él desde muy pequeño, pasó su infancia y adolescencia con su abuela paterna, de la cual adoptó el apellido como pseudónimo. De este hecho biográfico nacen algunos de los temas recurrentes en su obra, como la fijación en las miserias afectivas del hombre contemporáneo.
En toda su obra queda patente la influencia recibida (y reconocida por el propio Houellebecq) de autores tales como el Marqués de Sade, Aldous Huxley, Lovecraft y Louis-Ferdinand Céline.
Su primer libro publicado, Ampliación del campo de batalla (1994), constituyó todo un fenómeno editorial, siendo uno de los más vendidos del año en Francia y se tradujo a numerosas lenguas.
Con su segunda novela Las partículas elementales (1998) consiguió el Premio Noviembre, y ese mismo año obtuvo el Premio Nacional de las Letras para jóvenes talentos.
Su tercera novela Plataforma (2001) le convirtió definitivamente en estrella mediática. Traducida a más de 25 lenguas le convirtió en objeto de una agria polémica en torno a su supuesta islamofobia.
Sus últimas obras publicadas han sido La posibilidad de una isla (2005), El mapa y el territorio (2010) y la última hasta el momento Sumisión (2015). Todas sus novelas han sido publicadas en España por la editorial Anagrama.
SINOPSIS
En Las partículas elementales, Houellebecq lleva a sus últimas consecuencias su frase: "Toda sociedad tiene sus puntos débiles, sus llagas. Meted el dedo en la llaga y apretad bien fuerte".
La novela narra el improbable nudo que unirá los destinos de dos hermanastros, Michel y Bruno, que fueron abandonados de niños por una madre que prefirió una comunidad hippie en California a cualquier otro empeño.
Michel es un prestigioso investigador en biología, una especie de monje científico que a los cuarenta años ha renunciado a su sexualidad y solo pasea para ir hasta el supermercado
Bruno, también cuarentón, es un profesor de literatura obsesionado por el sexo, consumidor de pornografía, misógino y racista. Un virtuoso del resentimiento.
Se trata del relato de una sociedad (la presente, la pasada o la futura, tanto da) en que la velocidad del placer no deja tiempo al nacimiento del deseo.
La novela narra el improbable nudo que unirá los destinos de dos hermanastros, Michel y Bruno, que fueron abandonados de niños por una madre que prefirió una comunidad hippie en California a cualquier otro empeño.
Michel es un prestigioso investigador en biología, una especie de monje científico que a los cuarenta años ha renunciado a su sexualidad y solo pasea para ir hasta el supermercado
Bruno, también cuarentón, es un profesor de literatura obsesionado por el sexo, consumidor de pornografía, misógino y racista. Un virtuoso del resentimiento.
Se trata del relato de una sociedad (la presente, la pasada o la futura, tanto da) en que la velocidad del placer no deja tiempo al nacimiento del deseo.
COMENTARIO
En primer lugar quiero decir que Las partículas elementales es el primer libro que leo de este autor, Michel Houellebecq, y me ha parecido una lectura densa, por momentos dura, y que exige un cierto grado de concentración en el lector.
"Al entrar en la cocina pensó que la creencia en una determinación libre y racional de las acciones humanas, y especialmente en una determinación libre y racional de las elecciones políticas individuales, fundamento natural de la democracia, eran seguramente el resultado de una confusión entre libertad e imprevisibilidad. Las turbulencias de la marea junto al pilar de un puente son estructuralmente imprevisibles; pero a nadie se le ocurriría calificarlas de libres por esa razón". Pag. 228
Nos encontramos ante un libro que es mucho más que un libro, es muchos libros a la vez: en algunos pasajes se trata de una novela más o menos tradicional que cuenta una historia; en otros un ensayo sobre la condición humana y la sociedad actual; en ocasiones parece que estemos leyendo un tratado de química (o de biología, o de sociología), y en las últimas páginas aparece la ciencia-ficción para dar el vuelco definitivo a lo que creíamos estar leyendo. Y además, todo ello bajo el paraguas del cinismo, la melancolía y la desesperación.
A lo largo de toda la obra el autor muestra sin ningún tipo de miramiento la degradación a la que ha llegado la sociedad de su tiempo (que, aunque nos pese, también es el nuestro). Sus personajes, hijos como el propio autor de aquella generación del 68 que se propuso cambiar el mundo a través de la imaginación y de la libertad sexual, ven como todo se desmorona a su alrededor.
Es una novela que no dejará indiferente a nadie. Houellebecq es, a partes iguales, idolatrado por unos y odiado por otros. El propio autor ha reconocido preferir esto a gustar solo a medias.
"Siempre me ha asombrado la atracción de los intelectuales por los hijos de puta, los brutos y los gilipollas".
Se le ha tachado de misógino, alcohólico y racista; y de hacer apología del turismo sexual. Él, obsceno y provocador, se defiende de estas críticas diciendo que no es responsable del mundo que describe. Y en este aspecto no le falta razón. Tan solo se ha limitado a "meter en dedo en la llaga" de esta sociedad. Pero con un cinismo y causticidad que provocará el rechazo de las almas más sensibles.
"Al entrar en la cocina pensó que la creencia en una determinación libre y racional de las acciones humanas, y especialmente en una determinación libre y racional de las elecciones políticas individuales, fundamento natural de la democracia, eran seguramente el resultado de una confusión entre libertad e imprevisibilidad. Las turbulencias de la marea junto al pilar de un puente son estructuralmente imprevisibles; pero a nadie se le ocurriría calificarlas de libres por esa razón". Pag. 228
Nos encontramos ante un libro que es mucho más que un libro, es muchos libros a la vez: en algunos pasajes se trata de una novela más o menos tradicional que cuenta una historia; en otros un ensayo sobre la condición humana y la sociedad actual; en ocasiones parece que estemos leyendo un tratado de química (o de biología, o de sociología), y en las últimas páginas aparece la ciencia-ficción para dar el vuelco definitivo a lo que creíamos estar leyendo. Y además, todo ello bajo el paraguas del cinismo, la melancolía y la desesperación.
A lo largo de toda la obra el autor muestra sin ningún tipo de miramiento la degradación a la que ha llegado la sociedad de su tiempo (que, aunque nos pese, también es el nuestro). Sus personajes, hijos como el propio autor de aquella generación del 68 que se propuso cambiar el mundo a través de la imaginación y de la libertad sexual, ven como todo se desmorona a su alrededor.
Es una novela que no dejará indiferente a nadie. Houellebecq es, a partes iguales, idolatrado por unos y odiado por otros. El propio autor ha reconocido preferir esto a gustar solo a medias.
"Siempre me ha asombrado la atracción de los intelectuales por los hijos de puta, los brutos y los gilipollas".
Se le ha tachado de misógino, alcohólico y racista; y de hacer apología del turismo sexual. Él, obsceno y provocador, se defiende de estas críticas diciendo que no es responsable del mundo que describe. Y en este aspecto no le falta razón. Tan solo se ha limitado a "meter en dedo en la llaga" de esta sociedad. Pero con un cinismo y causticidad que provocará el rechazo de las almas más sensibles.