Ha llegado el día. Hoy viernes día 22 termina la campaña electoral. Atrás quedan dos semanas de actos, mítines, debates (pocos) en alguna televisión, carteles, buzones llenos de sobres con las papeletas de los distintos partidos, curiosidades de listas y candidatos, esperanzas..., temores..., ilusión.
Aunque a estas alturas todos los electores ya deberíamos tener clara nuestra opción para el domingo -incluidos los que piensan que "eso no va conmigo" y que "qué más da, si son todos iguales", y no piensan ni acercarse a su colegio electoral-, no puedo resistirme a hacer unas cuantas reflexiones en voz alta.
Vaya por delante que ni soy político ni lo seré. Nunca he estado afiliado a ningún partido y creo que tampoco lo estaré jamás. Pero sí que intento ser una persona medianamente informada, que se preocupa por saber lo que pasa a su alrededor y que pretende lo mejor para los suyos y para la sociedad en general.
No pretendo influir en la decisión de nadie a favor de unos o de otros. Ni quiero ni puedo decirle a nadie lo que debe hacer con su voto, pero tampoco me puedo resistir a hacer una reflexión a cerca de a quien, en mi modesta pero clara opinión, nadie debería votar.
Aunque se podría hablar de todo el territorio estatal, conviene recordar que en esta ocasión se trata de elecciones autonómicas (no en todas) y locales. Por eso me centraré en mi Comunidad. Por ser, lógicamente, la que más conozco.
Como todo el mundo sabe por estos lares llevamos más de veinte años con el mismo partido en el gobierno, la mayoría de los cuales, además, con mayoría absoluta.
Sería larguísimo, además de una condena excesiva para el lector, detallar aquí la enorme cantidad de escándalos que han ocurrido durante ese tiempo. Para muestra tan solo referiré algunos: caso Gurtel; los trajes del amiguito del alma; el conseller y las residencias; el conseller y algunas obras "familiares"; el conseller y la visita del papa; otro conseller, condenado a 8 años de cárcel y que todavía hoy, un año después, está pendiente de la resolución del recurso; la vergüenza en la gestión del "accidente" del metro; los gastos de caja fija en galletas, zumos y "frenadoles"; la numerosa negación de expedientes a solicitud de diputados; el cierre de la televisión y la radio públicas por la irresponsable actuación de sus dirigentes; los que cuentan billetes en un coche; los que se reparten comisiones de la dipu; los que se reparten comisiones del ayuntamiento; los bolsos de marca y "el caloret"; el vicealcalde y urdangarín; el aeropuerto (sin aviones) del abuelo; los premios de lotería del abuelo; las incompletas declaraciones de hacienda del abuelo; los recortes en sanidad; los recortes en educación; los recortes en asuntos sociales; la copa américa; la ciudad de la luz; la fórmula 1; la prepotencia; el descontrol; el cachondeo.
No lo haré más largo, aunque todos sabemos que la lista sería interminable.
Si no fuera porque ni siquiera saben lo que es, a muchos de nuestros gobernantes se les debería ya haber caído la cara de vergüenza por sus acciones y por sus omisiones durante tantos años. Pero muchos de ellos, lejos de abandonar la esfera pública y dedicarse (si es que lo tienen) a sus oficios o profesiones, vuelven a aparecer para "vendernos" lo buenos que son, lo bien lo que lo han hecho y lo horrible que sería que vinieran los demás. Sean quienes sean.
Ante eso ¿qué nos queda? ¿Demostrar que nos da todo igual y dejarles que continúen manejando lo público a su antojo, o revelarnos ante tanta injusticia y sacarlos democráticamente de las instituciones?
La respuesta la tenemos nosotros. Todos y cada uno de nosotros. Votad en conciencia. Votad en consecuencia. Hacedlo por vosotros y por vuestros hijos. Hacedlo por quienes no pueden. Votad a cualquiera menos a ellos. TODOS nos merecemos algo mejor.
Fin de campaña.¿Fin de una época? Esperemos que sí.