Pasaron la noche intranquilos. Nerviosos y asustados. Todos en el poblado sabían el riesgo que suponía pasar la noche en el exterior. Si en circunstancias normales cualquiera que se atreviera a hacerlo estaría expuesto a multitud de peligros, mucho peor en las actuales circunstancias, con un nuevo y desconocido enemigo merodeando por los alrededores.
Pero también lo sabían quienes habían salido a patrullar el día anterior y sin embargo no habían regresado. Algo o alguien se lo había impedido.
Una vez más, una noche más -y ya iban unas cuantas en los últimos días-, la oscuridad no vino acompañada del descanso. Más bien al contrario. Durante toda la noche permanecieron atentos, vigilantes ante cualquier señal que pudiera llegarles del exterior y les confirmara que sus amigos estaban bien y que regresaban sanos y salvos.
Pero para su desgracia no fue así. No hubo ninguna luz, ni ningún sonido extraño, nada fuera de lo normal para aquellas latitudes. Aquella fue una noche como cualquier otra, pero la patrulla no había regresado.
Esta vez no hubo mucha discusión: unos eran partidarios de salir de inmediato, mientras que otros pensaban que era mejor permanecer todos juntos, unidos en la seguridad del poblado, y esperar al menos un día para ver si tan solo se trataba de un retraso y se estaban alarmando sin motivo. Finalmente la opción más pesimista fue la mayoritaria y decidieron actuar.
Todavía no había amanecido cuando salieron en su búsqueda. Otro grupo de hombres que partía con las primeras luces del día. Se dispersaron en las cuatro direcciones, con el objetivo de abarcar la mayor cantidad de terreno posible en busca de cualquier rastro de sus amigos. Debían regresar al mediodía, a no ser que antes alguno de ellos diera la voz de alarma.
Tras unas horas de caminar y después de superar una pequeña elevación del terreno a la que había accedido para tener una perspectiva más amplia de la zona, uno de los patrulleros se encontró con lo que no hubiera querido. En un claro del terreno una enorme mancha de sangre apareció ante él. Desde el centro le llegaba la mirada fija de uno de sus compañeros a los que llevaba horas buscando. Su gesto era tranquilo y sereno, tanto que no hubiera llamado la atención de quien lo observara, a no ser porque la cabeza, que se hallaba ensartada en una estaca de madera, era la única parte de su cuerpo que permanecía allí.
Reprimiendo las arcadas que le producía aquella horrible visión se separó unos metros de la escena, teniendo cuidado de no pisar el sanguinolento terreno, y una vez estuvo agazapado tras unos matorrales cercanos echó mano del colgante que pendía de su cuello para lanzar el aviso convenido.
A falta de otro método más sofisticado pero tal vez menos efectivo, utilizaban las caracolas marinas para mantenerse en contacto. Tres sonidos cortos y seguidos, una breve pausa y otros tres sonidos. Había que repetir la operación tres veces. Aquella era la señal de peligro. Resultaba muy similar al sonido de las grandes aves que habitaban la zona, pero ellos sabían distinguirlo. Por eso utilizaban aquel sistema: mientras cualquier extraño oiría únicamente el sonido de un pájaro, ellos escuchaban una señal de peligro, de que algo grave había sucedido.
Tras emitir el aviso y mínimamente repuesto de la terrible impresión, todavía permaneció un tiempo agazapado, deseando no haber sido descubierto. Quien había dejado expuesto de aquella manera a su amigo era muy probable que no andara demasiado lejos de allí.
Una vez estuvo seguro de que no había nadie por los alrededores y con el rostro todavía humedecido por las lágrimas, salió de su escondite y comenzó a desandar el camino de regreso a la aldea. Asustado y apenado a partes iguales, no pudo despedirse de su amigo. Fue incapaz de volver a mirarlo.
Tampoco necesitaba hacerlo. Desde el primer momento supo que aquella imagen le acompañaría durante toda su vida, por larga que esta llegara a ser.
(...)
Guau.
ResponderEliminarValio la pena la espera.
Gracias Sevillano. Intentaré que la próxima entrega no se demore tanto como esta.
EliminarAh, y ayer otra victoria.
Tres goles más. Tres puntos más.
Eso espero. Y enorabuena tambien pol tu equipo.
EliminarQue de recuerdos me trae esta serie. Me encantaban los lagartos.
ResponderEliminar¿lagartos? jajajajaja
EliminarCreo que te confundes.
Creo que ya se lo que pasa. Me parece que has confundido la "V" del título con el nombre de una antigua serie de televisión.
Eliminar"V" no es el nombre. Solo significa que es la quinta entrega de la historia.
Pensaba que era una especie de versión de aquella serie. Voy a volver a leerlo, pero esta vez desde el primer capitulo. Disculpa.
EliminarTranquilo. No hay nada que disculpar.
EliminarMe gustaría decir que la historia va mejorando en cada entrega, pero no es así, ya que... ¡Me encanta Invasión desde el primer capítulo!
ResponderEliminarMuchas gracias María. Comentarios así ayudan a continuar.
EliminarEspero no bajar el listón y que continues opinando lo mismo.
Estupendo Paco. Sigue así.
ResponderEliminarGracias Pedrito.
EliminarContinuaremos con la historia.
La escena resulta un tanto macabra pero no desentona dentro del ambiente general del relato. Por ahora, y van ya cinco capítulos, tengo la sensación de que si se tratara de un libro al uso sin duda lo devoraría.
ResponderEliminarFelicitaciones.
Es cierto que la imagen puede resultar dura, pero... así es Invasión.
EliminarY muchas gracias por tu comentario tan positivo.
A mi tambien me gusta leer INVASION aunque me resulta curioso que no aparezca en toda la historia ni un solonombre y que aún así no se confundan los personajes.
ResponderEliminarGracias por el comentario.
EliminarLo de los nombres de los personajes... forma parte de la intriga, que se descubrirá más adelante.
Vaya. Parece que ese es un punto importante de la historia. Mequedo mas intrigado todavía.
EliminarAsí es por el momento.
EliminarY hasta aquí puedo leer.
Que gustazo leerte.
ResponderEliminarDKT goría.
Gracias Montes.
EliminarTener lectores como tu, eso si es un lujo.
Molt bo, crack.
ResponderEliminarTu si que eres un crack, Viçent.
EliminarAmunt Invasión!
EliminarQue imagen mas impactante.
ResponderEliminarNo me la puedo quitar de la... cabeza!
Me alegro de que así sea. Significa que el relato no te ha dejado indiferente, y eso es mucho para quien lo escribió.
EliminarTan solo espero que en próximos capítulos otras imagenes puedan producirte sensaciones similares.
Muchas gracias por la aclaración.
ResponderEliminarHe leido las cinco entregas y la historia me resulta muy interesante.
Animo y a continuar.
Gracias a ti por el comentario.
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