Ayer por la tarde, en el vigésimo cuarto partido europeo de la temporada, el Valencia Basket se proclamó campeón de la Eurocup, la segunda competición en importancia del baloncesto europeo de clubs. En el territorio de los antiguos Tártaros, a más de cuatro mil kilómetros de casa, l'equip taronja (ahir de blau) pasó por encima de un cuadro ruso plagado de figuras y con un presupuesto mucho mayor que el del equipo valenciano.
Ya lo hizo la semana pasada en la Fonteta ganando por trece puntos en un espectacular partido en el que arrolló a su rival (llegando a ir 30 arriba), y lo corroboró ayer con otra exhibición en todas las facetas del juego ganando por doce puntos de diferencia.
BALONCESTO con mayúsculas. Gran acierto en el tiro, rápidas circulaciones de balón para hacerlo llegar en cada ocasión al compañero en mejor situación, controlando los rebotes en las dos zonas, minimizando las pérdidas de balón y consiguiendo que los relevos de unos jugadores por otros no afectaran al juego del conjunto.
Pero, sobre todo, defendiendo. Fuertes atrás, pasando los bloqueos, saltando en las ayudas, robando balones, forzando una y otra vez los errores del rival. En pocas palabras: bajando en culo para defender.
Cada uno en su papel, interpretando la partitura diseñada por Perasovic. Los jugadores en pista controlando el partido y jugando casi a placer, destacando por encima de todos Justin Doellman (impresionante una vez más el Capitán América con 26 puntos, que junto a los 28 del primer partido lo convirtieron en el MVP de la final). El resto de la plantilla junto a los técnicos, utilleros y cuerpo médico (Pablo permanentemente por delante de la vaya publicitaria, como queriendo entrar en pista en cualquier momento) animando y jaleando constantemente las acciones de los compañeros. Y detrás del banquillo, en las primeras filas de la grada, un buen puñado de valientes que con ganas, mucho esfuerzo y cinco horas de avión se plantaron en Kazan para dejarse las gargantas disfrutando con su equipo.
Cultura del esfuerzo. Ese es el lema que lucen los jugadores del Valencia Basket desde que Juan Roig, propietario y alma mater del club, decidió plasmar en las camisetas de su equipo la máxima que tan buen resultado le ha dado en la vida, tanto a nivel personal como profesional. En un momento decisivo optó por dejar de ingresar una buena cantidad de euros por publicitar una determinada marca comercial y decidió crear la suya propia, la "marca blanca" con la que ha conquistado Europa por tercera vez.
Baloncesto: defensa, equipo, esfuerzo. Palabras mágicas que ayer nos hicieron llegar a lo más alto a nivel europeo y que con toda seguridad nos permitirán, dentro de unas semanas, optar a todo en los play off de la Liga ACB.