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Deja que me acerque. Desde aquí no veo nada.
Los
niños estaban entretenidos. Les gustaba aquel lugar, estar allí
jugando en la arena, observando aquellos animalitos tan pequeños.
Seres diminutos en continuo movimiento, aparentemente tan frágiles e
indefensos pero en realidad rápidos y trabajadores. Parecía que
siempre tenían algo que hacer y actuaban como si su vida fuera,
únicamente, moverse sin parar.
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Venga. Aparta un poquito. Jo, como eres el mayor...
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¡Pero si hay sitio de sobra! Mira, mira como corren.
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Sí. Son muy rápidos. Para lo pequeñitos que son corren mucho.
Aquel
era su lugar ideal. Pasaban mucho tiempo observando a las
hormiguitas, admirados de la laboriosidad de aquellos bichitos
tan ágiles.
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Fíjate. Ese transporta algo casi tan grande como él, y al lado hay
otro que no hace nada.
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Sí que hace. Aunque no te lo parezca cada uno tiene su tarea. Se
reparten el trabajo y colaboran entre ellos. Mientras unos
transportan cosas, otros se encargan de la comida y los más rápidos
vigilan para avisar si aparece algún peligro.
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¿Llevar comida has dicho? ¿Y la reparten?
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Claro tonto, como hacen papá y mamá con nosotros. Alguien se tiene
que encargar de llevar comida a las crías. Si no qué comerían?
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Hala. ¿Y también tienen casas?
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Pues claro. En algún sitio tienen que dormir. Descansar de su duro
trabajo y protegerse de la lluvia y del frío.
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Pues yo no las veo.
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Sí. Mira. Esos agujeritos son las entradas.
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¿En serio? ¿Y viven debajo de la tierra?
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No siempre. Unos viven en galerías excavadas bajo el suelo, pero
otros prefieren vivir en estructuras más altas y así tener mejores
vistas de todo el terreno.
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Y viven ahí, todos amontonados?
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No hombre. Viven en grupos pequeños, como en familias, pero rodeados
de otros grupos parecidos. Juntos consiguen la fuerza y la seguridad
que por ellos mismos no tienen.
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Ah. Eso sí que lo sé. Se llaman colmenas.
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No. ¡Qué dices! Las colmenas son donde viven las abejas. Es que no
sabes nada. Además estos bichitos no vuelan. Bueno, alguno me parece
que si.
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Hala. ¡Si hay de varios colores! Y unos son más grandes que otros.
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Pues claro. No iban a ser todos iguales. Unos son claros y otros más
oscuros; hay bichitos chico y bichitos chica y además adultos y
crías. Aunque las crías son más difíciles de ver porque suelen
estar escondidas y pasan casi todo el tiempo durmiendo, como tú.
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No es verdad. Yo no soy ningún bebé. Yo soy casi mayor.
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Si, claro. Muy mayor. Jajaja
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Es que son tan pequeñitos… Si quisiera podría aplastarlos solo
con un dedo.
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Anda, que no se te ocurre nada bueno.
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¿Y si soplo? Ffff. Mira, mira. Salen volando.
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No seas malo, hombre. Ellos no te han hecho nada para que los trates
así- dijo mientras le recriminaba su acción y alejaba a su hermano
de un grupo de asustados animalitos que, pasado el vendaval, volvían
a agruparse entorno al tronco que transportaban.
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Ares, Hefesto, ¿dónde estáis?
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Aquí, mamá. Jugando con los bichitos.
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Venga niños, ya vale por hoy. Manos limpias y a comer- dijo Hera
cuando llegó donde estaban sus hijos. Y dejad de molestar a los
pobres humanos. Que ellos solos ya se bastan para buscarse problemas.