miércoles, 31 de enero de 2018

Juegos infantiles




- Deja que me acerque. Desde aquí no veo nada.



Los niños estaban entretenidos. Les gustaba aquel lugar, estar allí jugando en la arena, observando aquellos animalitos tan pequeños. Seres diminutos en continuo movimiento, aparentemente tan frágiles e indefensos pero en realidad rápidos y trabajadores. Parecía que siempre tenían algo que hacer y actuaban como si su vida fuera, únicamente, moverse sin parar.



- Venga. Aparta un poquito. Jo, como eres el mayor...



- ¡Pero si hay sitio de sobra! Mira, mira como corren.



- Sí. Son muy rápidos. Para lo pequeñitos que son corren mucho.



Aquel era su lugar ideal. Pasaban mucho tiempo observando a las hormiguitas, admirados de la laboriosidad de aquellos bichitos tan ágiles.



- Fíjate. Ese transporta algo casi tan grande como él, y al lado hay otro que no hace nada.



- Sí que hace. Aunque no te lo parezca cada uno tiene su tarea. Se reparten el trabajo y colaboran entre ellos. Mientras unos transportan cosas, otros se encargan de la comida y los más rápidos vigilan para avisar si aparece algún peligro.



- ¿Llevar comida has dicho? ¿Y la reparten?



- Claro tonto, como hacen papá y mamá con nosotros. Alguien se tiene que encargar de llevar comida a las crías. Si no qué comerían?



- Hala. ¿Y también tienen casas?



- Pues claro. En algún sitio tienen que dormir. Descansar de su duro trabajo y protegerse de la lluvia y del frío.



- Pues yo no las veo.



- Sí. Mira. Esos agujeritos son las entradas.



- ¿En serio? ¿Y viven debajo de la tierra?



- No siempre. Unos viven en galerías excavadas bajo el suelo, pero otros prefieren vivir en estructuras más altas y así tener mejores vistas de todo el terreno.



- Y viven ahí, todos amontonados?



- No hombre. Viven en grupos pequeños, como en familias, pero rodeados de otros grupos parecidos. Juntos consiguen la fuerza y la seguridad que por ellos mismos no tienen.



- Ah. Eso sí que lo sé. Se llaman colmenas.



- No. ¡Qué dices! Las colmenas son donde viven las abejas. Es que no sabes nada. Además estos bichitos no vuelan. Bueno, alguno me parece que si.



- Hala. ¡Si hay de varios colores! Y unos son más grandes que otros.



- Pues claro. No iban a ser todos iguales. Unos son claros y otros más oscuros; hay bichitos chico y bichitos chica y además adultos y crías. Aunque las crías son más difíciles de ver porque suelen estar escondidas y pasan casi todo el tiempo durmiendo, como tú.



- No es verdad. Yo no soy ningún bebé. Yo soy casi mayor.



- Si, claro. Muy mayor. Jajaja



- Es que son tan pequeñitos… Si quisiera podría aplastarlos solo con un dedo.



- Anda, que no se te ocurre nada bueno.



- ¿Y si soplo? Ffff. Mira, mira. Salen volando.



- No seas malo, hombre. Ellos no te han hecho nada para que los trates así- dijo mientras le recriminaba su acción y alejaba a su hermano de un grupo de asustados animalitos que, pasado el vendaval, volvían a agruparse entorno al tronco que transportaban.









- Ares, Hefesto, ¿dónde estáis?



- Aquí, mamá. Jugando con los bichitos.



- Venga niños, ya vale por hoy. Manos limpias y a comer- dijo Hera cuando llegó donde estaban sus hijos. Y dejad de molestar a los pobres humanos. Que ellos solos ya se bastan para buscarse problemas.










jueves, 4 de enero de 2018

2017

Me preguntaba el otro día un amigo cuál había sido el mejor libro que había leído en el año, a la vez que me recriminaba, cariñosamente, por no haber publicado en este blog mi tradicional resumen de lecturas. Pues ahí va la respuesta, compañero.

Lo cierto es que han sido muchos libros leídos y la mayoría han quedado sin reseñar. No he comentado solo los que más me han gustado -aunque en algunos casos así ha sido- y en ocasiones he reseñado alguno que me dejó bastante frío (incluso que no me gustó nada). 

Pero hablar de mejor o peor... eso queda para los "entendidos". Yo me limito a dar mi opinión, que no es mejor que la de nadie, y a decir si me ha gustado o no, intentando siempre argumentar los motivos que me llevan a ello. Otra cosa es que lo consiga. En eso, como en todo, vosotros diréis.


Me gustaron especialmente "Las defensas", de Gabi Martínez (no os lo perdáis); "Cuervo Negro", de la polifacética y todoterreno Anabel Botella, "La verdad sobre el caso Harry Quebert", del aclamado Joel Dicker y "Hombres sin mujeres", de mi admirado Murakami.


Pero entre las lecturas del 2017 me apetece destacar, en primer lugar, "Inspector Solo", de David Jiménez "el Tito". Tras haber disfrutado con su primer libro tenía muchas ganas de continuar leyendo la historia de este genial policía, y he de decir que me gustó todavía más que el anterior. Por lo que cuenta y por cómo lo cuenta; por cómo se va desarrollando la historia; por cómo van evolucionando los personajes.. y por la ganas que tengo de que publique el tercer (y parece que último) libro de la saga. Lisón, Sola, Sasha... son ya como de la familia.


Otra de mis lecturas destacadas ha sido "Tres minutos de color", de Pere Cervantes. Es el primer libro que leo de este autor, pero seguro que leeré muchos más. Una historia policíaca que de pronto se convierte en otra cosa. La investigación policial deja paso a otra realidad, a otra forma de ver las cosas, que nos hace reflexionar atrapándonos en un mundo del que no podemos ni queremos salir aún mucho tiempo después de terminar el libro. Sobre todo Coque Brox, pero también Palma, Oliver, Nadia...


Y por último no podría dejar de hablar de "Sucios y malvados", otro puñetazo en la boca del estómago que nos propina Juanjo Braulio, imaginador, creador y contador de los crímenes más alucinantes y de las realidades más cercanas y (tal vez por ello) más terribles. Dani, Roma (por partida doble), les dones de cadira...


Pues ya está. Ni están por orden ni lo he pretendido. Estos son los tres libros que más me han gustado. Distintos pero con puntos en común. Oscuros pero llenos de matices. Tres libros estupendos. Tres autores -curiosamente los tres "mediterráneos"- que sin necesidad de desarrollar sus tramas en lugares sombríos azotados por una lluvia pertinaz y envueltos en una constante niebla azulada huyen de los estereotipos que tanto abundan en este tipo de literatura demostrando que se puede (y se agradece que así sea) hacer buena literatura saliendo de lo establecido y desmarcándose de superventas y demás premios "planetarios". Pero ese es otro cantar.



Y un clásico para concluir. Si este particular podium en mi opinión está formado por historias sumamente recomendables terminaré con algo escrito hace ya más de un siglo pero que continúa siendo sencillamente imprescindible. Si queréis ir al origen, al "inventor" de todo esto del que, consciente o inconscientemente, hemos aprendido lo poco o mucho que sabemos; a un narrador espectacular, dominador del ritmo y de las descripciones, de los ambientes y de los personajes, escritor de novela negra mucho antes de que se acuñara el término, precursor de las historias del Lejano Oeste pero ambientadas en el Cercano Este... "La Barraca", de don Vicente Blasco-Ibáñez. Palabras mayores.